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Ambientes saludables y de bienestar en la “nueva normalidad”

Ambientes saludables y de bienestar en la “nueva normalidad”

JULIO 2020 | 5 minutos

La crisis sanitaria causada por la Covid-19 ha provocado un cambio de paradigma que hace tiempo algunos anticipaban, y en el que conceptos como productividad, rentabilidad o beneficios han dejado paso también al compromiso, el bienestar, la salud y, sobre todo, a las personas.

Tras un periodo de teletrabajo obligado, crear un ambiente laboral saludable es ahora objetivo prioritario de muchas empresas. Tanto las que apuestan por un retorno total al trabajo presencial, como las que lo combinan con el teletrabajo o aquellas que han descubierto en este último una nueva forma de organización laboral, todas son conscientes de la importancia de preservar el bienestar y la salud de sus empleados. Ya sea en la oficina o el home office, el trabajo se reinventa desde una perspectiva más holística, que transforma las casas de los trabajadores en una extensión de la propia empresa.

Objetivos de la 'nueva normalidad', el bienestar y la salud centran desde hace años el interés de la certificación WELL. Creado en 2015, cuando aún no podía preverse la aparición de esta pandemia, es el método de evaluación de espacios más reconocido internacionalmente centrado en la salud y el bienestar de las personas dentro de los edificios y ahora, más que nunca, puede contribuir a reconstruir estos nuevos espacios de trabajo. Sus diez elementos –Aire, Agua, Alimentación, Iluminación, Movimiento, Confort térmico, Sonido, Materiales, Mente y Comunidad– facilitan a las empresas parámetros a tener en cuenta en su proceso de reconfiguración espacial.

Garantizar unas óptimas condiciones de temperatura y de control de la humedad, así como una adecuada calidad del aire mediante ventilación exterior, son algunas de las medidas con las que WELL garantiza la salud en los entornos de trabajo. Además de la reducción de las superficies de contacto a lo estrictamente esencial, con la automatización de grifos, puertas y dispensadores de jabón y alcohol higienizante, y sistemas de apertura especiales en elementos de uso común, como las papeleras o los archivos. Señalética que potencie el movimiento, priorizando las escaleras frente al ascensor, y el uso, cuando sea posible, de espacios al aire libre para descongestionar interiores, ayudan también a reducir la propagación del virus.

Ahora más que nunca, la elección de materiales sostenibles, 0% formaldehído, de fácil limpieza y conservación, y poco porosos es fundamental, así como el facilitar protocolos de limpieza específicos para superficies de alto contacto. Para evitar posibles contagios, es también importante reforzar la limpieza y desinfección de todas las estancias, en especial de las superficies que se tocan con más frecuencia, como ventanas o pomos de puertas, y los aparatos y mobiliario de uso habitual.

En el proceso de mantenimiento, limpieza y desinfección de los diferentes materiales se deben respetar las pautas indicadas por los fabricantes. Desde soluciones diluidas de lejía o alcohol para el metacrilato, el vidrio, las melaminas, los plásticos y los metales, a las especialmente indicadas para los tapizados –etanol 1-10 para el poliéster y la trevira, y jabón neutro diluido en agua para el vinilo y el napel– o al cuidado especial que requiere la lana.

Contar con un mobiliario que garantice la ergonomía a través del cumplimiento de normativas UNE-EN del sector del mobiliario de oficinas en Europa, respete la distancia de seguridad entre trabajadores y dé respuestas ágiles y versátiles, a un espacio en constante cambio, es también fundamental. Cada vez más conscientes de la gran influencia que la postura y el entorno tiene en el rendimiento de sus empleados, las empresas apuestan ya por soluciones como las mesas abatibles y de altura regulable Talent, que, además de favorecer el cambio postural, permiten variar configuraciones y usos sin apenas esfuerzo. Preferiblemente en materiales poco reflectantes y con dimensiones que permitan colocar cómodamente la pantalla, el teclado y los documentos y materiales de trabajo, las mesas deben garantizar además la correcta postura de los trabajadores.

Esenciales para mantener el bienestar durante una jornada laboral que se alarga de media hasta las 9 horas y 19 minutos, las sillas deben ser estables, proporcionar libertad de movimiento y permitir una postura ergonómica y confortable. Si para el trabajo, tanto en oficina como desde casa, es importante contar con sillas operativas que, como la TNK Flex, cuenten con apoyo lumbar incorporado, altura del asiento regulable y respaldo reclinable y ajustable en altura; en el caso de sillas confidente como Noom 50 o Whass prima su carácter polivalente y apilable.

Soluciones de almacenamiento como los Bucks móviles, los aparadores Longo y las estructuras Cubic, juegan también un papel protagonista en la reconfiguración del espacio de trabajo. Además de mantenerlo ordenado y limpio, evitando así la proliferación de bacterias y virus, permiten delimitar zonas y respetar las distancia de seguridad.

Perfectas para empresas que no pueden reducir mucho su densidad, las mamparas autoportantes de vidrio o metacrilato funcionan como elementos separadores y de protección tanto en zonas de recepción, salas de reunión o puestos operativos. Por su parte, las mamparas con sistema de fijación universal permiten su instalación a las divisorias existentes en cualquier instalación sin renunciar al mobiliario y complementos que las compañías ya disponen en sus espacios. Otras propuestas, como los paneles fonoabsorbentes Link, se reconfiguran: diseñados originalmente para generar privacidad, ahora sirven para crear espacios de paso y dirigir flujos y circulaciones. 

Aunque aún queda un largo e incierto camino por recorrer, a día de hoy está claro que, además de solventar la situación actual, es fundamental que el mobiliario elegido para equipar las oficinas de la 'nueva normalidad' tenga una larga vida útil y aporte una versatilidad que permita variar fácilmente la densidad y distribución espacial.