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Espacios de trabajo en movimiento

Espacios de trabajo en movimiento

ENERO 2020 | 4 minutos

Incorporar hábitos saludables en nuestra rutina, tanto a nivel físico como mental, ha dejado de ser un lujo para convertirse en una necesidad. El sedentarismo que caracteriza el trabajo de hoy en día ha hecho que las empresas sean cada vez más conscientes de la importancia que el bienestar de sus empleados tiene en su éxito profesional, y apuesten por una cultura corporativa que incentive conductas saludables.

Las nuevas tecnologías potencian un estilo de trabajo sedentario, directamente vinculado a problemas de salud a corto y largo plazo. Si a las horas que pasamos sentados en el trabajo sumamos las del coche, el metro, el autobús, el sofá de casa y la pausa de la comida, superamos con creces el tiempo de 'inactividad física' recomendado. De hecho, y como señala la Organización Mundial de la Salud, alrededor del 60% de la población mundial no realiza la actividad física necesaria que revierta en beneficios para su salud.

Estudios publicados por el British Medical Journal demuestran que el sedentarismo duplica el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, aumentando la posibilidad de sufrir problemas de espalda, hipertensión arterial u osteoporosis, entre otros. Además, un estilo de vida sedentario afecta directamente a nuestra salud emocional, incrementando considerablemente la probabilidad de sufrir estrés, ansiedad o depresión.

Hemos tenido que esperar hasta mediados del siglo XX para contar con datos objetivos sobre los efectos perjudiciales de la falta de actividad física sobre nuestra salud. En los años 50, el considerado padre de la epidemiología de la actividad física y la salud, Jeremiah Morris, demostró que el sedentarismo aumenta los riesgos de mortalidad. Desde entonces se han realizado muchos estudios en los cuales se recogen las consecuencias negativas del sedentarismo para la salud y el bienestar de las personas.

Si hasta ahora, la solución adoptada por muchos ha sido suplir el tiempo de pasividad muscular por horas en el gimnasio, los expertos señalan la necesidad de incorporar el movimiento en las rutinas laborales de las empresas. Y es que, además de liberar endorfinas, el ejercicio físico promueve la creación de nuevas neuronas (neurogénesis), mejora el rendimiento cerebral y aumenta los niveles de la proteína BDNF, directamente involucrada en los procesos de aprendizaje y memoria.

Para transformar esta forma de trabajo, la certificación WELL promueve el movimiento, entendido éste como un modelo de vida activo que incluye la actividad física y el cambio constante dentro de los espacios. Crear distribuciones que inviten a levantarse y caminar, incorporar mobiliario flexible para trabajar tanto sentados como de pie, fomentar el uso de escaleras frente a los ascensores, animar a los trabajadores a aparcar un poco más lejos y hacer parte del camino a pie, instalar aparcabicis y vestuarios que inviten a quienes viven cerca a ir al trabajo en bicicleta, proponer rutinas de movilidad articular o implantar medidas de promoción del deporte, son algunas de las medidas que las empresas están ya adoptando.

Junto al bienestar físico, la salud mental es otro de los grandes retos de los nuevos espacios de trabajo y que también analiza WELL. Una armónica gama cromática de colores y texturas, luz natural y vistas al exterior, espacios para la relajación y la contemplación, diseño biofílico, música u obras de arte, son algunos de los aspectos que mejoran el estado anímico de los trabajadores, inspirándolos e invitándolos a ser más creativos. Además, la interacción social generada por los puestos no asignados promueve el bienestar emocional y genera vínculos entre empleados que de otra forma no se conocerían.

Pero no basta con un adecuado diseño. También es imprescindible que las empresas incorporen una política de uso de los espacios de trabajo, con mensajes vinculados a la alimentación saludable, los beneficios de la actividad física y la prevención de adicciones, y libros sobre salud mental, gestión, nutrición, ejercicio o maternidad; así como programas específicos de formación que mejoren el bienestar cognitivo y emocional de sus trabajadores.