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Nuevas tendencias en la arquitectura de oficinas

Nuevas tendencias en la arquitectura de oficinas

MAYO 2019 | 4 minutos

Los profesionales y las empresas son cada vez más conscientes de la influencia que la arquitectura tiene en los nuevos espacios de trabajo. Lugares cada vez más versátiles y flexibles, en cuyo diseño juega un papel fundamental el edificio que los alberga y su relación con el entorno. Abiertos o cerrados, oscuros o luminosos, diáfanos o compartimentados, todos ellos pueden transformarse en acogedores entornos.

Frente a la creatividad e innovación que han caracterizado el diseño de las oficinas estos últimos años, los espacios de trabajo actuales apuestan cada vez más también por la felicidad y el bienestar laboral de sus empleados. Conscientes de que cada empresa y lugar requieren de una fórmula personalizada, los profesionales acometen estos proyectos desde una perspectiva global, que implica tanto un análisis de la filosofía de trabajo en su interior como de la arquitectura del espacio, el confort acústico y visual, la biofilia, los colores y materiales, las nuevas tecnologías o el mobiliario.

Ocupar un nuevo espacio de trabajo diseñado para tal fin o reconvertir un antiguo local, tanto en nuevas construcciones destinadas íntegramente al uso de oficinas como en carismáticos edificios históricos del centro de la ciudad, implica procesos muy distintos. Los espacios diáfanos y planos acristalados, en los primeros, y las rígidas estructuras o fachadas protegidas, en los segundos, condicionan el diseño de los espacios que albergan en su interior.

Sostenibles y con un profundo respeto por el medio ambiente, las oficinas actuales comparten su apuesta por materiales y productos eficientes, con novedosas instalaciones personalizables en función del uso y las necesidades de cada momento y usuario. La eficiencia energética y en el consumo de agua, así como el uso de energías alternativas, son algunos de los aspectos que caracterizan estos lugares y que desde hace años mide la certificación LEED.

Directamente condicionadas por la arquitectura original, la iluminación y la ventilación resultan fundamentales en el diseño de los espacios de trabajo. Aunque los nuevos edificios de oficinas apuestan por grandes planos acristalados que permiten una entrada de luz y ventilación natural controladas, también es posible construir entornos confortables en locales más cerrados y a priori no tan atractivos. Tamizar la luz solar en función de la orientación de las fachadas, aprovechar los patios o utilizar planos de vidrio para permitir su paso a los rincones más oscuros, son algunas de las soluciones que permiten optimizar la iluminación natural a favor de espacios más eficientes.

El diseño de la iluminación artificial resulta de un estudio conjunto de la arquitectura y distribución del espacio interior y la luz natural. Para subsanar la falta de luz solar, las empresas apuestan cada vez más por el uso de nuevas tecnologías y soluciones personalizadas con las que crear distintos ambientes. De esta forma, se consigue un equilibrio lumínico que reduce al máximo posible los efectos negativos sobre la vista y la salud, logrando acoger en un mismo entorno usos muy diversos, que incluyen desde puestos de trabajo individuales a salas reuniones, zonas de trabajo colectivo o aulas de formación.

De igual forma, los colores y texturas influyen directamente en nuestro estado de ánimo. La estética seria y aburrida, tradicionalmente asociada a las oficinas, ha desaparecido en pro de una imagen más cálida y acogedora, hasta hace poco reservada a los entornos domésticos o de ocio. Frente a la inicial explosión de color, la tendencia actual de los espacios de trabajo apuesta por un uso inteligente del color, tanto en suelos y paramentos como en el propio mobiliario, en función de su uso y objetivo. En muchas ocasiones, para transmitir los valores de la empresa, los tonos elegidos se rigen por los colores corporativos.

Tanto los espacios exteriores como la vegetación interior, a través de patios, jardines verticales o elementos verdes puntuales, ocupan un papel prioritario en el diseño de oficinas. Además de su carácter sostenible y respetuoso con el entorno, la presencia de elementos naturales en el interior favorece la relajación y el bienestar de los trabajadores. Al igual que la naturaleza entra en la oficina, en muchos casos, ésta también coloniza el exterior, en forma de terrazas, azoteas y patios que albergan improvisados puestos de trabajo, reunión o encuentro.

Todos estos aspectos – como la calidad del aire y de la luz, el confort térmico y acústico, la biofilia o los materiales, entre otros– lo analiza la certificación WELL, que pone el foco en el bienestar y la salud de sus ocupantes.

Los cambios en la forma de trabajo generados por nuevas tecnologías también condicionan la forma de acometer los proyectos de oficinas. En este sentido, la arquitectura y el diseño del mobiliario deben dar respuesta a una nueva forma de entender un espacio de trabajo donde los puestos fijos y la distribución jerarquizada han dejado paso a entornos abiertos y flexibles de trabajo, descanso y reunión. Para lograrlo, se usan separaciones flexibles, superficies móviles o muebles inteligentes, que fomentan la innovación y colaboración entre trabajadores, tanto presencialmente como de forma on-line.